Pueblo chico, familia grande

Creo que tenía como 18 años y recién había entrado a la universidad cuando se nos ocurrió volarnos las clases, echar unas chelas y andar por los alrededores de CU, a media borrachera los tipos traían la rola de Puto a todo lo que daba en el sonido del auto y en los pulmones, y ahí íbamos, hasta que justo en el momento en el que pasamos a un lado de unos tránsitos, que se les ocurre a estos pendejos gritar como desquiciados, PUTO!!!. Obvio nos detuvieron un par de calles más adelante y comenzó el alegato, “pero oficial, si nomas veníamos cantando”, “que ni madres, además vienen tomados, jóvenes” , paso otra patrulla de tránsitos que se detuvieron y se bajaron, después de cómo diez minutos en los que yo nomas me la pase haciéndome buey y lamentándome por salir con esos pendejos, siendo que a mí me caga la pinche rola esa, un tránsito se acerca a mí y nos dice a todos, “los voy a dejar ir, pero nomas porque conozco a este cabrón, vas a ver con tu mamá”, señalándome.
Ya en camino a mi casa me preguntaron quien era ese tránsito que nos la había perdonado por conocerme. La neta no tenía ni puta idea, pero ya lo sabría; llegamos a mi casa y apenas entre, mi mamá y mi papá estaban cagandose de la risa mientras me decían al unísono: “ya nos dijo tu tío que andabas de pedote por CU, olvidate de tu pinchi playstation”. Snif.

A mi “tío” ni lo reconocí, resulto ser esposo de una prima-hermana o prima segunda de mi mamá, o algo asi. Culiacán tan chico y yo con tanta pinchi familia.