En la primaria no solo me dedicaba a dibujar y a huir de las reynas de la escuela que me querian de chambelan
En la primaria, durante la media hora del recreo, solo tengo guardados un par de recuerdos en forma de imagen con tintes fucsia. El primero que siempre me llega a la cabeza cuando trato de evocar un recreo escolar, es el del niño entre 8 y 10 años. Solo y con un balón, lanzando balonazos indiscriminadamente a la cesta en la cancha de básquet, solo, media hora cada día, lanza, encesta, lanza, falla, lanza… una y otra vez.
Según me cuenta mi má cuando le pregunte el porqué no entable nunca amistad con los vecinos cercanos a mi edad, mientras estaban pisteando en un fogata a 2 casas de distancia mientras yo le enseñaba a destapar una coca cola a mi sobrino, es, según su versión, “pos estabas bien morrillo y todas las tardes se paraban en el barandal de la casa gritándote diego!, diego! Vamos a jugar fut! Cada tarde, cada día, y nunca salías y un día nomás te dejaron de buscar…”, “ah”, solo atine a decir. No recuerdo a esos tipos gritándome en el barandal de la casa, seguramente no lo escuchaba, y si los hubiera escuchado?.
Seguramente ellos tampoco recuerdan estar fuera de mi casa gritándome para invitarme a jugar, supongo que la decepción se impregna calladita y sigilosamente en el inconsciente.
Entonces era muy bueno para los tiros libres cada vez que jugábamos básquet durante el recreo. Y un día, cuando íbamos en la secundaria el Gaby y yo, el hermano de Gaby tenía un chingo de porno en una base que estaba como a casi 2 metros, la bajamos y pasábamos cerca de 40 minutos hojeando revistas cuando escuchamos que llegaba mi tía, ávidamente metimos el chingazo de revistas a la bolsa y mientras Gaby distraía a su mamá, salté con la bolsa entre las manos y la arroje, dejándola exactamente en el lugar donde estaba.
Si, era muy bueno para los tiros libres