Essex

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17.2.09

Otra batalla ganada, transplantes de corazon a gargolas.

La pobre pensó que podía aletear y volar sin problemas a las 7 de la noche, apenas una hora después de que se metió el sol, sus alas aun no terminaban de pasar de piedra a carne (o lo que sea de lo que estén hechas las alas de las gárgolas) y se mantenían inmóviles mientras ella caía.
El golpe de la caída no provoco el dejar su corazón inservible, fue el susto que se llevo al notar que no podía mover sus alas.
Afortunadamente se tenían 2 corazones de repuestos en el hospital de La Raza.

Cuando pasó la -exitosa- operación, la gárgola declaró: "a partir de mañana, mi rutina de vuelo comenzara a las 9 de la noche" y partió a su azotea.