Essex

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24.3.09

Berlin es hermosa porque el frio matinal mantiene la resaca en justo lugar

Me despertó gloria a las 9.30 avisándome que estarían desayunando en el buffet del hostal, a las 10.30 debía estar desocupada la habitación, así que después de la media hora en la que me decidía si levantarme o no, lo hice para bañarme y notar que katie, quien dormía arriba de mi (por cuestiones logísticas, eran 2 literas y nos correspondía la misma) aun no aparecía.
Así que a las 10.15 ya estaba listo y hambriento, baje y comí lo que habría de comer todo el día porque la pisteada del día anterior me había dejado ya muy pobre y no me depositarían mi nomina sino un día después. Bajando al lobby me encontré a valentina quien me explico como estaba el pedo en el comedor, obvio, crudo y sobrio, no le entendí ni madres.
Después de esto, bajamos las maleta y las dejamos a cuidar, saliendo nos encontramos a katie, y pasando de una leve platica, nos arrancamos en chinga a la puerta de... algo, ya que quedaba a 20 minutos caminando del hostal según nos contaba sebastian cuando nos lo encontramos a la salida.

Yo y cinthya camino a la puerta de sabralachingadaqué (si, asi, anteponiendo el Yo, ps quien esta escribiendo esta chingadera?)

Durante el camino, el frío de berlin amortiguaba la resaca, el problema era el pinchi sol que estaba fuertisimo y apenas me dejaba abrir los ojos para observar las bondades de berlin.
Pasando 2 mercados, 3 salchichas de las que preparan allí, y como 5 vídeos (gloria filmaba cada pinchi paloma en cada puta plaza) alcanzamos la puerta esa:

Donde había un chingo de gente emocionadisima por ver... una... puerta (la gente se vuelve mas rara cuando sale de viaje), según cuentan, allí se puede ver la división del muro, solo que yo no estaba viendo al piso, estaba muy clavado en la otredad en su forma femenina (obvia referencia al compa manematico) que estaba un poco mas elevadas del nivel del suelo. Según cuenta gerardo, siguiendo de frente a la puerta se llega al ayuntamiento parlamento, donde aun quedan marcas de los balazos que tan frecuentes eran en berlin entre 50 y 60 años atrás. En lugar de seguir por ahí, doblamos a la izquierda pasando la puerta esa, para visitar el museo de los judíos caídos (al parecer, entre una de sus tantas raras costumbres, las personas judías son muy propensas a tropezarse).
Llegamos a una especie de monumento que nos había recomendado tere, la chica que nos encontramos en el vuelo paris-roma, y donde, por debajo, había un museo (si, otro pinchi museo) así que llegamos y después de perdernos entre las columnas del monumento, dimos con la entrada al museo.

Gloria posando frente a las innumerables columnas mientras yo le tomo la foto y le digo imitando un acento aleman: "no mames glorrria, yo aquí si me pierrrdo bien cabrrrrón", y si, me perdí bien cabrón.

Bajamos, entramos al museo y ya se sentía un sensación muy extraña, como si a uno lo rodeara una especia de atmósfera de luto eterno, el lugar se dividía en 4 secciones: la primera de ella era un pasillo con fotografías y carteles relatando cronológicamente el desarrollo de la segunda grande, cada fotografía correspondía al periodo que se relataba. La segunda sección era una habitación vacía, apenas iluminada desde el piso en el que había cuadros con copias amplificadas de algunas paginas de diarios que escribieron algunos judíos dentro de los campos de concentración, en la mayoría relataban sus experiencias dentro de los campos, en otros dejaban mensajes para sus familiares y algunos otros escribían pensamientos acerca de lo que vivían, muy cabrones la verdad. En la tercera sección había fotos de las personas dueñas de los diarios de la sala anterior antes de que ocurriera el holocausto, con sus familias y con una leve descripción acerca de lo que hacían, sus estudios, su niñez, su trabajo y demás. En la ultima sala había un par de sillones, era mas oscura que la segunda sala, en cada una de las 4 paredes aparecía un nombre diferente y una grabación mencionaba cada uno de los 4 nombre, después de mencionarlos, los 4 nombre cambiaban por otros diferentes y la grabación los nombraba, cada nombre era una persona judía asesinada durante el holocausto y según leí, para recorrer todos los nombres, la grabación tarda cerca de 12 años, después de leer el dato le dije a la gloria; "no mames, es un chingo".

Salimos del museo y tomamos un taxi para ir por nuestras maletas al hostal e ir a la estación de trenes de berlin, nuestro tren a kiel salia en una hora y quedamos de vernos con thomas esa noche.