Essex

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12.3.09

Berlin es hermosa porque puedes pistear en la calle y las 24 horas sin pedos

Llegamos al aeropuerto de berlin, donde corría un aire de la chingada, una semana antes me había caído una infección en el oído, justo donde me estaba pegando el aire helado del aeropuerto, asi que si los holandeses borrachotes del vuelo estaban crudos, yo me sentía pedisimo por el mareo que me causaba el dolor.
Después de recoger el equipaje nos arrancamos a un modulo de atención por un mapa de la ciudad y del metro para seguir las instrucciones que no había pasado Thomas para llegar al hostal y deshacernos de las maletas. Tomamos el metro (que, cabe decir, es muchísimo más sencillo que el de parís) y nos dirigimos a la estación Rosa-Luxenburg Platz, que estaba a 2 cuadras del hostal donde nos quedaríamos, llegamos sin problemas (1 solo transborde y las indicaciones, sencillísimas) y -oh berlin tan lindo en el que toda la gente habla ingles, pero sobre todo, entiende el ingles mocho de los turistas- sin pedos, a cuadra y media estaba el hostal, donde ya habíamos hecho reservaciones y nos atendían en español, eso si nos frikeo feo, ja. Nos dieron nuestra tarjeta para la habitación, una mini guía donde explican tips y bares de la ciudad bien cura y un billetin para canjearlo por nuestra primera cerveza en el bar del hostal, que está en la terraza del mismo edificio.

Sirva el medio para recomendar ampliamente el lugar, es céntrico, a una cuadra del metro a 10 minutos caminando de… una puerta muy famosa donde está el muro derrumbado y las tumbas a lo que seria los judíos desconocidos, donde debajo hay un museo donde te encuentras chingamadral de historias de familias judías y sus tragedias durante la segunda grande. Aunque el punto no es ese, el lugar en su mayoría cuenta con recamaras para 4 personas, con baño por habitación y tiene su propio bar en la terraza con una vista muy chingona a berlin. Desayunos buffet a 3 euros y chelas baratísimas de todo tipo. Recomiendo los vodka tonics (ay, ya quiero pistear de nuevo, snif).
Mencione que tienen su propio bar en la terraza del edificio?

Después de dejar el equipaje en la habitación, salimos a la alexander platz, que está a unas cuadras de allí y que hay una antenota de… algo. Al parecer, en cada estación del metro del berlin hay una especie de plaza. Y eso si, había un madral de jipis metalosos punketos esparcidos por todo berlin, no sé si porque habría algún concierto o los morros asi son siempre de jipis metalosos y punketos. Aprovechamos para dar una vuelta y cuando regresábamos a la plaza principal, ya traíamos un chingo de hambre y yo un chingo de curiosidad porque no había policías en la calle, ni uno solo! y pasaban a mi lado un chingo de greñudos pisteando sin pedos unas Berliner y Becks en envases parecidos a los de las medias, nomas que mas grande, sin llegar a ser de a litro. Así que llegamos a la plaza dispuestos a devorarnos unos Kebabs que recién habíamos descubierto un par de días antes en Florencia. Después de chingárnoslos pase por un puesto pensando “si estos putos alemanes puede estar pisteando en la calle sin pedos, porque yo no, si soy mexicano y nomas he venido a poner en alto la fama etílica de mi pais” y me compre una berliner y mientras caminábamos por la plaza me la chingue y me aventé con una Becks en lo que hacíamos camino al hostal. No hay evidencia en fotografía de aquel glorioso acontecimiento, pero si en vídeo, que por cierto aun no me han pasado.

Al llegar al hostal quise entrar al baño y al intertarlo nomas escuche un “wait a minute” con voz femenina, asi que en lo que decidía, gracias al folleto del hostal, a que bar punkero de mala muerte me iba a embriagar salio una vieja de baño (si, hombres lujuriosos, imaginen) quien empezo a hablar con gloria porque era a la única a la que le entendía su ingles, yo se lo entendía, pero cada que intentaba decirle alguna macuarrada se me quedaba viendo como si hablara afgano o alguna mamada así. Total que la vieja se llamaba katie o algo así, y estaba allí porque iba a estudiar alemán, creo que era de california, su casa esta a 5 minutos de coachella, snif. Así que ya entrados, nos jalamos los 4 al bar del lugar, donde me esperaba una de las noches mas surrealistas... bueno, no, en realidad me esperaba una de las pedas mas extrañas que he tenido. Y miren que 13 años de borracheras le dan -bastante- peso a esta afirmación...